La Ley de la Sintonia



1.     Introducción
4.     Conclusión
5.     Notas


Introducción

Es difícil definir con precisión el término personalidad ya que tiene muchísimas connotaciones en el lenguaje cotidiano. Se dice que un actor joven que viste bien “tiene mucha personalidad” que los cosméticos “proporcionan personalidad” que usar camioneta o carro del año para llevar los niños al colegio significa “tener personalidad”, que usar ropa de marca o la última moda da “personalidad”, que las jóvenes que desean ser más atractivas toman cursos de “personalidad”. En el otro extremo, perforarse la nariz, ombligo, cejas y oídos, hacerse tatuajes, peinarse con los pelos parados, proporciona también, “personalidad. Estas expresiones reflejan la filosofía de la sociedad donde vivimos, una sociedad cuyos valores son exteriores al ser humano.  
El término personalidad, como se puede observar, se usa para denotar aceptación en nuestro círculo social o apariencia física. Sin embargo, la personalidad no sólo se refiere a los elementos del ser humano, que se perciben a primera vista, sino que, por el contrario, describe la forma en que se organizan e integran las pautas de conducta, es decir, la totalidad de elementos que constituyen la persona humana, elementos tales como la inteligencia, el carácter y el temperamento. Que determinan la forma de pensar, sentir, expresarse, actuar y todo lo demás, que así mismo, hacen que cada individuo sea diferente a los demás. Esta individualidad es precisamente la función de la personalidad.
En sociedades dónde sé práctica una discriminación velada como es la mexicana y otras sociedades, los factores hereditarios son, en primera instancia, los que determinan las primeras diferencias individuales: La raza, el color de los ojos, el tono de la piel, la estatura, el sexo y demás rasgos genéticos que pueden influir positivamente o negativamente en la personalidad de una persona. Es importante resaltar la influencia que puede tener la susceptibilidad a ciertas enfermedades (síndromes) o los defectos físicos visibles, que, necesariamente influyen negativamente en la personalidad de un individuo.
Podemos asegurar sin temor a equivocarnos que los factores del entorno donde se desarrolla un individuo, es decir, su medio ambiente, la familia, la religión, el barrio, la escuela, la sociedad y en la época actual el acceso a los medios de comunicación masiva, influyen de manera determinante, muy por encima de los hereditarios, en la personalidad de un individuo. Forzados a dar un porcentaje, pensamos que la proporción es 90% factores ambientales y 10% factores hereditarios.
Una verdad que se olvida muchas veces es que la mayoría de los conocimientos que adquiere un ser humano durante su vida, tiene origen en la imitación de conductas de otros seres humanos, principalmente, de aquellas personas que la sociedad y sobre todo la publicidad colocan en la cúspide de la popularidad, sin importar si son ejemplos positivos o negativos.
Si bien todos los seres humanos pertenecen a una misma especie, los factores que determinan su personalidad provienen de una combinación de elementos genéticos y ambientales cuyo resultado define la personalidad individual. La personalidad no es algo inmóvil, continuamente sé esta desarrollando. El ser humano continuamente esta buscando su autorrealización y por consiguiente se encuentra en constante cambio.
Aún más, la personalidad de un individuo se refleja en los cuatro planos de su ser interior (el Yo interno): el físico, el emocional, el mental y el espiritual.
Se afirma que los seres humanos transmitimos al grupo social donde nos desarrollamos la visión que nosotros tenemos de sí mismos, es decir, nuestra personalidad refleja hacia los demás los sentimientos y actitudes que tenemos hacia nuestro Yo interno. Sin embargo, la personalidad tiene innumerables facetas, una persona tiene un comportamiento social diferente, cuando interactúa en distintos ambientes sociales: en su ambiente familiar puede ser alegre, extrovertido, armonizador, activador, mientras que, en otro ambiente, puede ser pasivo, conformista, oyente, casi invisible para los presentes. Lo cual depende de la percepción interna de seguridad que siente respecto a su entorno.
Lo cierto es que una persona desarrolla mejor su personalidad en un ambiente de aprobación y cariño que en un ambiente represivo. Sin embargo, en la vida no todo es miel sobre hojuelas y la personalidad debe adaptarse a los diferentes entornos.
De acuerdo con su personalidad, los seres humanos viven determinadas experiencias y se relacionan con otros seres humanos, mientras otras experiencias no les ocurren y no se relacionan con otros seres humanos, este fenómeno es muy evidente y lo podemos observar sobre todo en los condominios de las grandes urbes: Hay vecinos de los que nunca sabemos su nombre y, viviendo en el mismo domicilio, llega ocurrir que no los vemos en años, ni sabemos nada acerca de ellos y nunca llegamos a convivir, son y somos casi invisibles, ellos para nosotros y nosotros para ellos.

La Ley de la Sintonía

Esto me llevo a desarrollar la teoría de la Ley de la Sintonía, para cuyo entendimiento es necesario definir una serie de términos usuales pero poco comprendidos. Todos oímos radio y lo sintonizamos ya sea en frecuencias de AM (amplitud modulada), FM (frecuencia modulada), sintonizamos canales de televisión, usamos el teléfono móvil, en cada una de estas tareas igualamos la frecuencia de vibración de nuestro aparato con la frecuencia de vibración del transmisor, para establecer un canal de recepción en el caso de la radio y la televisión y, un canal de recepción-transmisión en el caso del teléfono móvil. La mejor recepción se logra cuando el receptor vibra a la misma frecuencia de la señal del transmisor que sintonizamos, a este fenómeno se le llama resonancia. De esta manera, solamente escuchamos las estaciones de radio y televisión y, el número telefónico deseados. La comunicación se realiza por medio de ondas de vibración electromagnéticas que viajan a través del éter, ya que no importa si hay atmósfera (aire) o no, pues este medio también se utiliza para comunicar las naves espaciales. Lo importante es que los transmisores y receptores pueden sintonizar sólo ciertas bandas de frecuencia para las que están diseñados y no otras, es decir, la radio puede sintonizar AM o FM una a la vez y no puede sintonizar TV a menos que en el mismo paquete exista el sintonizador de TV, como algunos equipos múltiples que existen en el mercado. De la misma manera las personas sintonizamos con ciertas personas que vibran en nuestra banda de frecuencia y no con otras. Somos receptivos a la comunicación con ciertas personalidades afines a la nuestra.
En los primeros años de la radio, los primeros receptores se fabricaban para sintonizar diversas bandas de frecuencia, la AM, la onda corta y los radioaficionados. Existían tan pocas transmisoras que los sintonizadores no requerían ser tan sofisticados, tampoco las transmisoras operaban a grandes potencias de señal. El llamado espacio Hertziano no estaba tan contaminado. En la actualidad, hay un gran crecimiento de bandas de transmisión-recepción: Telefonía inalámbrica, microondas, Internet inalámbrico, radio localizadores y cientos de aplicaciones de comunicación inalámbrica que invaden el espacio. Por si fuera poco, como la luz es de la misma naturaleza que las llamadas ondas de radio, resulta que en el mismo espacio existen ondas de luz visible e invisible conviviendo y vibrando a su frecuencia característica. Los sintonizadores de los transmisores y receptores han tenido que evolucionar, ser cada vez más sofisticados y precisos, en caso contrario las llamadas de celulares se mezclarían, las transmisoras de FM contaminarían la televisión, etc. ¿Por qué no se contaminan? Simplemente porque están bien sintonizados, cada estación con su banda de frecuencia característica, cada celular con el teléfono que marcamos, cada canal de TV en su frecuencia, etc. En el celular millones de personas pueden hablar al mismo tiempo, sin que las conversaciones se mezclen, es decir, cada uno habla en una frecuencia determinada (sintoniza) con otro teléfono, que en estos casos como es una conversación en ambos sentidos, ambos teléfonos se sintonizan como transceptores (transmisor-receptor) 
Todos nuestros sentidos están calibrados a determinadas bandas de frecuencia, por ejemplo, nuestro oído percibe frecuencias de 30 a 30 mil Hertz (Hertz o ciclos por segundo), la vista percibe frecuencias de la banda visible de la luz entre el infrarrojo y el ultravioleta, es decir, de 120 a 789 Terahertz (1 terahertz es un 1 y 12 ceros, 10^12). Sonidos por encima o por abajo de esas frecuencias no los escuchamos, con mayor razón si no somos músicos, en cuyo caso, es probable que nuestro rango de frecuencias audibles sea bastante menor. En referencia a la vista sucede la misma situación, la banda de frecuencias que percibimos incluso puede ser mucho menor.

Los seres humanos vibramos a determinadas frecuencias

Según la teoría de la sintonía, resulta que nuestra personalidad tiene que ver con las bandas de frecuencia en que vibramos los seres humanos, por eso escuchamos determinadas estaciones de radio, canales de televisión, nos relacionamos y convivimos con ciertas personas, tenemos aficiones que nos distinguen de otras personas o bien nos hacen afines a un grupo social. Incluso hay personas que ni en sueños pertenecerían a la “Perra brava” o  a la “Rebel”[1] y sin embargo, hay cientos de jóvenes que se les cumpliría un sueño si fueran invitados a pertenecer a dichas “porras”. Por otro lado, los “Punk”, “Darketos” y otras tribus urbanas[2], difícilmente asisten a un concierto musical de la Sinfónica Nacional. Los estoy discriminando, no, de ninguna manera, simplemente anoto que vibran a otra frecuencia afín a su personalidad. De alguna manera en el lenguaje urbano de la ciudad de México se percibe la ley de la sintonía, por eso es común entre los jóvenes cuando se encuentran preguntarse: -¿Qué onda Guey[3]?, es decir, se interrogan en que onda de frecuencia están sintonizados, para saber si conviven o se ignoran. Al menos es lo que creo que intentan decir.

Grandes personalidades

En otro orden de ideas la personalidad contiene muchas facetas, una que me llamo mucho la atención es la de un joven que al jugar solitario con unos naipes, en ciertos momentos volteaba en todas direcciones y si no percibía nadie observándolo, procedía ha buscar la carta que necesitaba para ganar y ¡sas! Se hacía a si mismo trampa. Con unos binoculares estuve mirando las sucias trampas que se hacía a sí mismo, porque estaba jugando solitario, juego en que no tiene sentido hacer trampa. Imaginen si juega otro juego contra alguien, definitivamente que terminará por hacer trampa. Esta personalidad es más común de lo que pensamos, el pequeño que le roba dinero del monedero a su mamá, el joven que roba cosas en su casa para venderlas a cualquier precio, el burócrata corrupto que roba los fondos destinados a servicios para la sociedad, el político que desfalca los fondos públicos. En México hay personalidades que superan a estas en todos los sentidos, por ejemplo, las 10 familias que a lo largo de los últimos 80 años se han dedicado a la acumulación de riqueza, haciendo trampas, formando mafias, defraudando los fondos públicos, usurpando el poder, pervirtiendo voluntades y corrompiendo a quien se deje. Verdaderos delincuentes de cuello blanco, que por sus malas artes se han apropiado del 60% del producto interno bruto y condenado a la miseria extrema, el exilio y la destrucción familiar a más de 40 millones de mexicanos, pero además se sienten ilustres porque han creado fundaciones y sociedades de caridad, dónde, siguiendo su costumbre, hacen trampa y se roban las limosnas o las administran para su beneficio ¡negocio es negocio!, pero también han creado sociedades civiles para combatir a los corruptos ¡no quieren competencia! Porque los corruptos siempre son los demás, el policía a quien ellos mismos dan mordida, el burócrata a quien corrompen por un permiso para un negocio o favores en sus tramites, el político al que compran para que haga leyes para proteger sus intereses, el periodista que tuerce la interpretación de los hechos para defender sus intereses o atacar a sus enemigos, el administrador de una paraestatal que beneficia sus empresas, el juez que los ampara en sus delitos, etc.
Si son buenos observadores, ¿Con quién creen que se sintonizan estas personalidades? ¡Adivinaron! Con gente que vibra en la misma frecuencia, entran en resonancia y a su alrededor se aglutinan familiares vividores, gran cantidad de parásitos de toda calaña, administradores y empleados que los roban, guardias de seguridad que se coluden con delincuentes comunes para robarlos, secuestrarlos y asesinarlos. No importan todas las medidas de seguridad y los sofisticados sistemas electrónicos instalados, siempre, implacablemente siempre, son vulnerables, porque no importa la riqueza que hayan acumulado, no dejan de ser seres humanos y, por tanto, vulnerables como cualquiera. Viven sintonizados en la misma frecuencia que todos los demás delincuentes, tienen la misma personalidad. Mientras el único valor moral y ético que guía su existencia sea la riqueza material, su acumulación demente e indecente, porque algunos “ricos” necesitarían varias vidas para gozar los bienes materiales que tienen. No hay manera de lograr seguridad, vivirán en la inseguridad, engendrando delincuentes y corrupción, condenados a cuidar su “patrimonio”, esclavizados por sus bienes y rodeados de aduladores. ¡Pero con una personalidad impactante!

Conclusión  

Hay una banda de frecuencias a la que vibramos los seres humanos que es parte de nuestra personalidad, nuestra sintonía, que refleja nuestras preferencias, la ética, la moral, el amor a los demás, la percepción que tenemos de la vida, la competencia y la cooperación con los demás seres de nuestra especie y de otras especies. La verdadera riqueza es mucho más que bienes materiales, poseemos además del cuerpo físico, el emocional, el mental y el espiritual, desde ese punto de vista, podemos tener muchos bienes materiales y ser pobres de espíritu. Hay cientos de miles de personalidades tantas como seres humanos hay en el planeta, sintonizándose en frecuencias afines que nos permiten convivir con seres humanos a nuestra elección. Con las modernas comunicaciones dónde es posible casi en tiempo real, contactar personalidades afines a la nuestra y además pensantes, a través de todo el planeta, urge ajustar nuestra sintonía de manera fina en la paz emocional, la confianza y los valores espirituales, para alejarnos de las malas experiencias de sintonizar con personalidades dedicadas al delito y el fraude, que son una minoría, pero que las alertas lanzadas por los medios masivos de comunicación[4], cuyos dueños viven en el temor, pues pertenecen a las grandes personalidades, cuyos noticieros viven de sembrar la alarma y el miedo, pueden hacer que nos sintonicemos con el delirio de persecución. Si insistí demasiado en los avaros es porque son las personalidades que nos venden los medios de comunicación masiva, los lideres, los ganadores o triunfadores, los que todos deseamos imitar ¿Y la Cheroqui apa?  
Las implicaciones de la personalidad son más profundas, en este artículo solo exploramos la superficie.

Notas: 

                   


[1]              Grupo de personas aficionadas al fútbol que asisten a todos los encuentros para gritar, cantar y bailar animando a su equipo favorito: Perra brava, equipo Toluca; Rebel, equipo Universidad. También, se les llama porristas.
[2]              Se llaman tribus urbanas a grupos de jóvenes con rasgos de personalidad afines que se agrupan y conviven en los diferentes espacios urbanos, reflejando su personalidad por la forma de vestir, sus cortes de pelo, música que escuchan y ciertos comportamientos comunes.
[3]              Entre los jóvenes de México, se podría decir que es la palabra más usada, cuyo significado cambia con el contexto de la conversación, a veces es insulto, otras, expresión de cariño, pero no son los únicos significados. En una sola conversación corta por celular puede usarse más de cien veces, por ambos conversadores y un oído indiscreto tiene que mantenerse muy atento, sin perder el hilo, porque sino no entiende nada, ¡además que le importa!
[4] Los medios masivos de comunicación se refiere a las cadenas de televisión, cadenas de radio y periódicos de circulación nacional. Con el gran crecimiento del Internet, pronto dejaran de tener el monopolio de la información y de ser masivos, porque ahora los seres humanos podemos comunicarnos con el mundo entero de manera directa y sin intermediarios.


Autor:
Ali Van

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