Corrupción:
¿Buena o mala?
Iván Jaime Uranga
Hace 43 años, cuando
la ciudad de México crecía mediante invasiones a terrenos baldíos, algunos
estudiantes que participamos en el movimiento estudiantil de 1968 colaboramos.
Nos encontrábamos los campamentos de invasores rodeados por granaderos, para
evitar la entrada de materiales de construcción y para mantener vigente la
amenaza del desalojo en cualquier momento. Sin embargo, aunque pareciera
imposible, eso no era obstáculo para que entraran las carretillas con láminas
de cartón y bultos de cemento y cal para pegar las piedras con que se
construían las barracas y sobretodo agua y comida. El mecanismo era muy simple:
CORRUPCIÓN.
En el mundo complejo
en que vivimos, todos los análisis parciales, lineales y subjetivos, nos
permiten conocer una parte muy simple o un aspecto de los fenómenos que ocurren
en la sociedad. Afortunadamente, personas que no fueron a la escuela formal,
pero que son alumnos destacados de la escuela de la vida dan lecciones de buen
juicio y teoría de la contradicción. En la colonia Héroes de Padierna en las
madrugadas se invitaba a los granaderos una taza de atole y algún taco, en el
día, cuando el sol caía a plomo, se les llevaba agua. Cuando necesitábamos
ingresar una camioneta con agua en tambos, se hacía la cooperación para la
propina y no tener problemas.
Los poderes
establecidos, por poderosos que parezcan, no tienen el control total de sus
servidores o mercenarios, finalmente los granaderos son parte del pueblo, seres
humanos como nosotros, por sucio que sea el papel que desempeñan para mantener
a su familia. Algunos de ellos hundidos en la ignorancia, sin saber leer y
escribir, son simple carne de cañón. Sin tener la certeza, escuche comentarios
que algunos de esos vigilantes también aprovecharon la invasión para hacerse de
terreno. Los líderes populares me dieron una lección de cómo resolver
correctamente una contradicción en el seno del pueblo. No los enfrentes, porque
seguramente te van a ganar, están entrenados y tienen armas. Hazlos tus
aliados, por el método que sea, con tal que funcione. Logra tu objetivo, no te
pierdas en pequeñas contradicciones que solamente conducen a tu derrota.
Cuando logras que los
que vigilan sean tus aliados, no hay manera de que la lucha se pierda. En el
transcurso del tiempo hubo dos o tres desalojos con destrucción de las
precarias casas, un éxito parcial para los poderosos, pero la suerte y las
alianzas jugaban a favor de los posesionarios y las tres veces se volvieron a
tomar los terrenos en cuanto las aguas tomaban su nivel. Conclusión, se volvían
a tomar por el mismo camino andado: la CORRUPCIÓN.
Ya en Monterrey en el
Movimiento del Frente Popular Tierra y Libertad, siempre hice llamamientos a la
gente para que se comportaran con cortesía con la policía. En general todas las
causas que el pueblo defiende están protegidas por la ley, tenemos derecho a
manifestarnos en la calle, tenemos derecho entregar un escrito y que las
autoridades lo reciban, tenemos derecho a que las autoridades nos escuchen y
reciban una comisión para plantearles algún problema, por tanto, cuando llega
la policía, que tienen la obligación de mantener el orden y defender la ley,
necesariamente debe estar con nosotros. Por eso, una comisión debe recibirlos y
ponerlos al tanto de lo que estamos demandando en ese momento, invitarles un
café, un atole y si se puede un tamal. Deben ser aliados, no enemigos.
Los más turbados
siempre son los mandos, posiblemente ya traigan órdenes de reprimir, vienen con
la espada desenvainada, pero ante gente que se sienta en la banqueta, un
recibimiento tan efusivo y la invitación a tomar café, doblan las manos. Me
toco tenerlos de compañía en actos de más de 3 horas, sin ningún incidente. Definitivo,
los mercenarios y sicarios no es el enemigo.
A la izquierda sectaria le encanta tener enemigos:
todos los políticos son iguales; los explotadores son los explotadores; todos
son corruptos y tenemos que acabar con los granaderos (anticipo no se van
dejar). Por este camino siempre estaremos divididos y no habrá lucha que no
perdamos.
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