Angel

“UNA CITA CON EL DESTINO
Ángel era un niño con un gran potencial, nació con una gran inteligencia y un carácter fuerte a prueba de todas las adversidades, las cuales siempre enfrentaba convencido de poder vencerlas. No sabemos si este carácter lo heredó de su mamá o de su papá, pero lo cierto es que muchos niños, en su lugar, se hubieran doblado ante las adversidades que le tocaron enfrentar a muy corta edad.
Nació en Mérida Yucatán y nunca conoció a su padre, su mamá lo bautizó y registró duplicando sus apellidos Ángel Pérez Pérez. Las mamás solteras en México se enfrentan a muchas dificultades para salir adelante con sus hijos, pues tienen que trabajar y cuidarlos, lo cual es una gran dificultad, sobre todo cuando no cuentan con la ayuda de su familia (los abuelos del niño). Las madres Mexicanas de los años cuarenta, donde esta historia comienza, eran muy querendonas y protectoras, sufridas y abnegadas. María, que así se llama la madre de Ángel, tenía todas estas cualidades, por eso sufrió mucho pensando en el futuro que le esperaba a su hijo, ella deseaba que estudiara y fuera un hombre de bien, que no sufriera como ella a causa de su falta de estudios.
María se enteró que el General Lázaro Cárdenas, presidente de México de 1932 a 1938, fundó unos internados para niños de escasos recursos, dónde recibían alimento y educación. Sufrió mucho para decidirse a separarse de su hijo, pero como ella deseaba lo mejor para Ángel, tomó la decisión y buscó un internado, no quería que su hijo, por falta de educación como ella, sufriera la pobreza y desamparo, la vida para Ángel debía ser diferente. La única opción que encontró fue un internado que se encontraba muy lejos de Yucatán, su tierra natal: El internado de Tixtla Guerrero, situado a miles de kilómetros de Yucatán, este internado recibía niños de todo el país dándoles educación primaria.
    Cuando apenas contaba con seis años y un mes de edad, su mamá viajó desde Yucatán a Chilpancingo, capital del estado de Guerrero, dónde solicitó informes,  ya que ni siquiera sabía donde era Tixtla, allí supo que para llegar allá, debía abordar  un camión de los llamados “guajoloteros”, los cuales deben su nombre a que transportan carga, animales vivos y pasaje y, hacen parada en cualquier lugar, éstos transportes subían a la sierra rumbo a una de las zonas más relegadas del país por un camino de terracería: Tixtla, Ayotzinapa, Chilapa, Tlapa, Alcozauca, etc., la región mixteca guerrerense que colinda con la mixteca poblana ya en el estado de Puebla.

LA SEPARACIÓN

A tan corta edad Ángel llegó y fue admitido en el internado de Tixtla, donde ingresó al primer grado de educación primaria. María que había invertido todos sus ahorros en el viaje, con el corazón partido, sin dinero para regresar a su natal Yucatán, sin una educación que le permitiera sobrevivir, desapareció de la vida de Ángel.
Ángel no volvió a saber de su mamá, sin embargo, fue un alumno sobresaliente en todos los grados de educación primaria, su carácter y su fuerza de voluntad siempre lo hacían salir a flote de los más difíciles retos que enfrentaba en la vida. Como muchos niños mexicanos al escuchar la vida de Don Benito Juárez se motivan y desean ser abogados como él. Ángel deseó desde entonces ser abogado y tenía todas las cualidades para serlo, facilidad de palabra, pasión por la justicia, tenacidad a toda prueba y una inteligencia sobresaliente, Sin embargo, no debemos confundirnos con ésta última cualidad, la inteligencia sobresaliente la poseen muchos niños y, para algunos, es su perdición. En México la mayoría de los delincuentes tienen inteligencia sobresaliente, la cual usan para quebranto de la sociedad y de ellos mismos.
Ángel, gracias a su gran carácter y deseo de superación mantenía bajo control el recuerdo de su madre y la nostalgia de su ausencia, jamás uso como pretexto para descuidar sus estudios el hecho de no saber de ella, a su corta edad Ángel comprendió que el estudio era para él, que era el único patrimonio que jamás podría quitarle alguien, que todo lo que él aprendiera iba continuar unido a él por el resto de su vida, que donde él se encontrara, con dinero y sin dinero, con hambre o satisfecho, con peligro y sin peligro, sus conocimientos lo iban acompañar y ayudarlo a enfrentar los problemas más difíciles de la vida y, lo más importante, serían el elemento de mayor valor para encontrar la solución.
Si todos los niños y jóvenes entendiéramos que los estudios no son para nuestros padres o para quedar bien con terceras personas o con la sociedad entera, sino que son para nosotros y que los conocimientos adquiridos nos van a acompañar por el resto de nuestra vida, estoy seguro que pondríamos mayor atención a nuestros maestros y estudiaríamos más por nuestra cuenta. Dejaríamos de poner pretextos como: “yo no estudio porque mis padres no me ponen atención, yo no estudio porque mis papás no me ayudan”, “yo no estudio porque mis padres no tienen dinero”, etc. Pretextos tontos que condenan al que los pone a no dar buenos resultados en la vida y ser un discapacitado voluntario.
Ángel estaba solo en la vida, no conoció a su padre, su madre sólo podía mandarle bendiciones, pero ni siquiera podía visitarlo. Por supuesto había miles de pretextos que hubieran justificado que Ángel desatendiera sus estudios, pretextos que una sociedad paternalista como la mexicana hubiera aceptado. Sin embargo, Ángel teniendo pretextos legítimos, no acudía a ellos, al contrario, desde los primeros días en el internado se dedicó a estudiar y a utilizar las condiciones que la vida le ofrecía a su favor, el estar en el internado le permitía desatenderse de muchos problemas que tienen los niños en sus hogares y sin el proteccionismo de su madre, supo que todos los problemas que se le presentaban solo él podía resolverlos y día a día se preparaba para enfrentarlos mejor. Nunca se resigno a ser un lisiado mental, sabía que aunque era un niño, contaba con todos los atributos de un niño normal y que todo lo que pudiera hacer otro niño él podía realizarlo. ¡No faltaba más!

ÁNGEL Y LOS HÉROES

Ángel, durante esta etapa de su vida, se emocionó con la biografía de los héroes de México y se dio cuenta que los grandes personajes de la humanidad han destacado porque fueron mejores, o estuvieron mejor preparados, que las personas que estuvieron bajo su mando y dirección, por ejemplo, en la revolución mexicana, era muy importante saber leer, saber montar a caballo, saber manejar un tren, etc., los grandes personajes de la revolución destacaron enormemente en alguno de estos conocimientos. El General Francisco Villa (Doroteo Arango) era un gran jinete y durante la revolución aprendió a leer y escribir; El General Emiliano Zapata sabía mucho sobre los problemas agrarios y las leyes con que los terratenientes habían despojado de sus tierras a los campesinos; El General Lázaro Cárdenas sabía leer y escribir, pues fue ayudante de un editor de periódicos en Jiquilpan, Michoacán. Todo esto en una época en que sólo 3 de cada 100 mexicanos sabían leer.
Durante el paso destacado de Ángel por la primaria y,  en conversaciones con sus maestros, se propuso como su siguiente paso el ingreso a la Escuela Normal de Ayotzinapa, otro internado fundado por el General Cárdenas. En ese tiempo los alumnos egresados de la Normal ingresaban directamente a la Universidad, a la licenciatura, lo cual era la meta a largo plazo de Ángel, por esto él, al terminar la primaria, ingresaría a la escuela normal.
Felizmente terminó Ángel su educación primaria e ingreso al internado de la Escuela Normal de Ayotzinapa. En esta escuela había alumnos muy inquietos y con grandes ideales de libertad, la mayoría habían estudiado su educación primaria en Tixtla. Ángel fue contemporáneo de los profesores Lucio Cabañas y  Genaro Vázquez Rojas antes de que se convirtieran en leyenda por su lucha por la libertad, mejorar las condiciones económicas de los más desposeídos de México y murieran en el intento, junto a un puñado de valientes profesores y campesinos.
Ángel con su disciplina de buen estudiante fácilmente terminó la escuela Normal y hubiera sido un buen maestro de pueblo, pero él se había fijado la meta de ser abogado y, en una demostración más de su gran carácter, decidió inscribirse a la Universidad Autónoma de Guerrero, la cual se encuentra en la capital del estado, es decir, Chilpancingo.
Chilpancingo es una ciudad habitada por políticos del estado, terratenientes e industriales, pero sobre todo de estudiantes y maestros venidos de todas partes, predominando los del estado de Guerrero, Ángel no conocía a nadie en Chilpancingo, la Universidad no es internado, no tenía que comer y tampoco tenía donde dormir. Las personas como Ángel no buscan pretextos, buscan soluciones. Ángel estableció su vivienda en una banca del jardín, exactamente frente a la Universidad. Desconozco el tiempo en que Ángel vivió de la caridad y durmió en la calle sin dejar de asistir a la Universidad. Cuando un hombre se fija un gran propósito el universo se pone a su servicio, durante este tiempo Ángel pudo sobrevivir, comía poco, pero no murió de hambre.
Como Ángel tenía mucho tiempo libre y tenía que esperar la noche para tender su cama en el jardín, se inscribió al grupo de baile y teatro de la Universidad, sus dotes como bailarín eran excepcionales y en las giras artísticas, por lo menos no faltaba alojamiento más cómodo y, sobre todo, alimento. Al regreso de una gira por todo el norte del país y Estados Unidos, Ángel fue rescatado de la calle por Carlos el chofer del camión de la Universidad que lo llevó a vivir en su casa. Su vida dio un giro y por primera vez tuvo un hogar, Carlos lo enseñó a manejar auto, lo cual aprendió con el mismo empeño con que aprendía todo. Ángel conoció de ésta manera personalidades importantes de la vida académica de la Universidad: pintores, actores, intelectuales, académicos, etc., que se daban cita en casa de Carlos para hablar de los problemas políticos de la Universidad, el estado, el país y sobretodo a componer el mundo en charlas interminables.
Ángel terminó la Universidad, pero como muchos mexicanos ya se había  contaminado con el hábito del “ya merito”, no se recibió  inmediatamente (no obtuvo el titulo de abogado). Presionado por el pretexto de las dificultades económicas emigró a México, Distrito Federal y durante varios años trabajó como vendedor, debido a su buen uso de la palabra y a su carisma y carácter. Siempre fue un vendedor de éxito, pronto tuvo automóvil y dinero para viajar a Chilpancingo, lo cual hacía con cierta frecuencia. La Universidad tuvo que esperar por el momento, Ángel continuó sin recibirse. Ahora Ángel ya no se apellidaba Pérez Pérez, cambió su nombre a Ángel Pérez y Pérez, pues la “y” intermedia daba mayor categoría a sus apellidos, había aprendido lo fanfarrón, típico de los vendedores.

CITA CON EL DESTINO

Un día Ángel circulaba en su coche por la calle Cuauhtémoc en la ciudad de México, frente al hospital actualmente llamado Siglo XXI, vio una joven enfermera parada en la esquina y detuvo su auto, pregunto a la chica: “¿Señorita puedo llevarla a donde usted quiera, soy un caballero decente esta es mi tarjeta?”, la cual decía: Ángel Pérez y Pérez  Ejecutivo de Ventas.
En el fondo de sus pensamientos Sandra, que así se llama la joven, sintió inexplicablemente una gran confianza en el desconocido, era originaria de Jojutla, estado de Morelos y se dirigía a ese pueblo situado a 2 horas y media de distancia de la ciudad de México. Sin pensarlo dos veces hizo saber a Ángel la ruta que seguía y acepto que él la llevara. Cual es la razón de que dos personas se encuentren en una ciudad de veinte millones de habitantes y se tengan confianza mutua y cierto aprecio instantáneo, no lo se. Pero el destino tenía preparado para Ángel algunas sorpresas mayores.
Sin darse cuenta, Ángel conoció por primera vez el amor verdadero, varias veces llevó a Sandra a Jojutla y conoció a toda su familia. Estos viajes se hicieron un hábito. Ángel nunca había pensado en casarse, pero ahora estaba muy entusiasmado con la idea. Las morelenses tienen comunmente el atractivo de Modesta Ayala, escuchen el corrido en YouTube y podrán ver a lo que me refiero. En este caso sería: La otra tarde a Sandra encontré por las lucidas calles de México y me dijo voy hasta Jojutla, de dónde vine a mis prácticas de enfermera….
Un día domingo en que Ángel asistía a comer a casa de Sandra en Jojutla, cuando se disponían a comer.
Sandra dijo a Ángel: “Hay una señora que dicen que es de Yucatán a solo dos casas de distancia no sabemos como se llama”.
La mamá de Sandra dijo: “Sandra, ¿Por qué no vas he invitas a comer a la señora, para que conozca a su paisano Ángel?, esta en su casa, hace rato la vi entrar”.
Sandra preguntó a Ángel: “¿La quieres conocer? ¡Para que te platique de Yucatán! ¡Probablemente conoce a tu mamá!” (Ángel no recordaba a Yucatán, a pesar de haber nacido allí y el rostro de su madre se le había olvidado hacía mucho tiempo).
Ángel dijo: “Bien invítala, ojalá acepte venir”.
Sandra salió y llamó a la puerta de la señora Yucateca, le comentó que un paisano suyo deseaba conocerla, para que le hablara de Yucatán y la invitó a comer. La señora aceptó.
La señora saludó: “Buenas tardes me llamo María y agrego enseguida, pero no se que pueda contarle de Yucatán casi no me acuerdo pues hace muchos años que vine y no regresé nunca”.
Ángel sintió que su corazón se aceleraba y el no podía hacer nada para calmarlo, con voz entrecortada solo acertó a decir: “Me llamo Ángel”.
María cayó en la silla como un fardo, las piernas se le doblaron, pregunto en voz temblorosa: “¿Estudiaste en Tixtla, Guerrero?” Y, antes de que Ángel contestara, agregó: “Eres mi hijo” y estalló en llanto. Un llanto de alegría combinado con un gran sentimiento de culpa y vergüenza por no haberlo podido visitar nunca. Ahora lo tenía enfrente 24 años después y le aterraba la idea que él no la perdonara.
Ángel no hubiera podido contestar, auque hubiera querido, su garganta se había cerrado,  de momento perdió totalmente el habla, sólo salían lagrimas de sus ojos que no podía contener. Ángel nuca buscó a su madre, como iba a hacerlo, nunca supo siquiera por donde empezar, no tenía ni la más remota idea. Sin proponérselo, por una de esas ironías del destino, al fin la había encontrado, muchas circunstancias extrañas se habían encadenado para que eso sucediera.
  ¿Por qué una joven enfermera estaba en la esquina frente al hospital Siglo XXI, precisamente cuando Ángel paso en su auto? ¿Por qué la joven enfermera se subió al auto de un desconocido? ¿Por qué era de Jojutla, precisamente el pueblo donde la madre de Ángel se encontraba? ¿Por qué se enamoró perdidamente de ella? ¿Por qué Sandra y su mamá insistieron en que Ángel conociera a la señora de Yucatán, que ellas no conocían? ¿Acaso fue el destino? ¿Nunca lo sabremos?
El ser humano tiene, cuando se lo propone una gran capacidad de perdonar: los buenos padres siempre perdonan a sus hijos y los buenos hijos siempre perdonan a los padres. Ángel era y es un buen hijo, jamás se planteó juzgar a su mamá, comprendió que cada ser humano actúa según sus propias circunstancias, a veces toma decisiones correctas y otras incorrectas, pero una madre siempre actúa por amor, pensando en lo mejor para sus hijos, equivocada o no. Así mismo, Ángel no estaba contaminado por las radionovelas y telenovelas, en ese momento solamente dejo fluir sus sentimientos más autenticos.

UNA NUEVA VIDA

Ángel se casó, regresó a Chilpancingo, Guerrero en compañía de su esposa y su mamá, terminó la Universidad, recibiéndose como abogado, ahora es el licenciado Ángel Pérez y Pérez, ha ocupado diversos puestos en el gobierno del estado de Guerrero.

Este es un relato inspirado en la vida de una persona real y con hechos reales, con los nombres cambiados, desde luego, que nos muestra que los niños podemos realizar nuestros sueños sin importar las circunstancias adversas que encontremos en la vida, que nunca debe morir la esperanza, que la educación y la cultura valen más que el dinero. También, que los seres humanos no somos jueces y el perdón es la mejor manera de no amargarnos la vida.

NO PONGAS PRETEXTOS, OBTEN RESULTADOS, TU PUEDES.

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